Dejar de hacer para SER: El poder de la introspección.
Ya estás haciendo lo suficiente, disfruta de esa abundancia.
Varios iniciamos un recorrido de crecimiento personal pensando que lo hacíamos para nosotros mismos, sin darnos cuenta que muchas veces en realidad era para estar dentro de parámetros dictados por el sistema de trabajo, familiar, social, etc que influía en cómo debíamos vernos, comportarnos e inclusive cómo había que sentirnos.
Creíamos disfrutar de las mieles del multitasking y la autoexigencia porque eso nos iba a llevar más lejos, al lugar donde creíamos estar a cierta edad, que sentíamos que pertenecíamos a ese grupo de personas que conseguían “el éxito”, que se nos iba a admirar por lograr tanto en tan poco tiempo, que el hacer más se consideraba una virtud.
A su vez escuchas cosas del estilo de: cómo puedes ser valorado si eres flojx, te tardas mucho en hacer las cosas, complicas todo, no hay tiempo no me expliques solo hagámoslo.
En esa búsqueda de reconocimiento, de pertenencia, de sentirse productivo, llegamos a caer en pensamientos como: siento que no hago lo suficiente, no hay otra manera de lograrlo, todo debe salir perfecto, tengo que completar esto sino pierdo todo, pareceré débil si digo que no, etc.
Como emprendedores, se nos ha hecho creer que uno de nuestros retos más grandes es aprovechar al máximo el tiempo. Ej: que si no haces lo suficiente al día a largo plazo vas a fracasar, que si no logras varias cosas antes de tal fecha entonces te quedarás sin capital, que tienes que terminar todos esos pendientes o se atrasará todo, etc.
Al final del día tienes que lidiar con esos sentimientos de: frustración por no haber avanzado, falta de confianza en tus capacidades, de la presión por cargar el peso de todas las responsabilidades del mundo en tus hombros y ¿todo para qué? para caer en un burnout, para poner en riesgo tu salud, tus relaciones, tus sueños; para dejar de creer en ti, hacer las cosas sin pasión y olvidarte de tu propósito y esencia.
¿Por qué tenemos que llegar a ese punto? ¿En qué momento dejamos de ser nuestra prioridad? ¿Cuándo olvidamos que si hacemos las cosas desde una versión plena entonces podemos impactar en otrxs? ¿Qué tiene que pasar en tu vida para vivir ese punto de inflexión que te haga mirarte a ti?
Te cuento todo esto porque sin duda pasé por cada uno de esos momentos, por esos pensamientos, sentimientos, hacía más y más pensando que lo hacía por mí bienestar. Y sí, tuve muchas tomas de consciencia a lo largo de los años para darme cuenta que ese no era el estilo de vida desde el cuál pondría mis dones, mi esencia, mi tiempo, mi energía al servicio de los demás, y no menos importante, que pondría por y para mí.
Más esa es una cara de la moneda, la parte A de la reflexión, con la que seguramente te has identificado en algún punto de tu vida, sin embargo quiero contarte que en ocasiones uno también puede llegar a sentirse abrumado de otras formas que no sean el estrés, agotamiento crónico o la autoexigencia excesiva.



La parte B de esta reflexión surge cuando, en vez de seguir el rumbo que otros me indicaban para mi crecimiento, me pregunté: ¿Qué puedo elegir diferente?. Con eso en mente dejé que el universo mostrara el 50% del camino y yo co-crearía el otro 50%.
Esto me permitió manifestar un despertar espiritual, tuve ese llamado en mi vida y dejé en manos de mi intuición (búscalo en mi primer reflexión) mi transformación, en forma de gran variedad programas, workshops, mentorxs, experiencias, prácticas, lecturas, podcasts, en fin tanto que no quise ver las señales y después de renunciar a mi trabajo, tuve un burnout que no había experimentado antes.
Durante mi proceso de autoconocimiento, amor propio y consciencia, claro que hubo una carga emocional importante, a final de cuentas fue mucho autoconocimiento y re-descubrimiento del potencial de una vida alineada a mi propósito. El llamado y la transformación lo viví durante mis últimos meses de trabajo, en el que claro que hubo una carga importante de pendientes (por la entrega del puesto) pero equilibrada por los límites que establecí para que fuera un proceso que no me agotara mental ni físicamente. Mi cuerpo energético preparándose para esta nueva etapa y por tanto tuvo jugó un papel importante en esa canalización de emociones, sensaciones, estímulos para que la energía fluyera en armonía. En fin un 50% de mi luz creando la vida de mis sueños y el 50% de mi sombra tratando de integrarse.
Por primera vez mi entorno, mis decisiones, mis experiencias no eran 100% controladas por algo aleatorio o por el sistema a través de sus reglas. Esta vez había elegido diferente, me estaba cumpliendo mi palabra bajo mis términos, me sentía con mucha confianza por dejar atrás varias de mis creencias limitantes y seguro de cambiar mi realidad porque ahora tendría el tiempo suficiente para hacer realidad mi visión. Pero oh sorpresa! aunque físicamente estaba ok, el resto de mi ser se sentía abrumado de tanta información y emociones que sentí la necesidad de bajar el ritmo.
En esa pausa (búscala en mi segunda reflexión), de un par de semanas no solo dejé que las ideas de mi emprendimiento fluyeran, regresé a ver todo lo que estaba sintiendo, escuché los consejos de otrxs, reconocí lo que mi ser quería compartir. Capté algunas señales del universo que me mostraba a mis siguientes expanders y me inscribí en sus programas, mentorías o sesiones. Sentí que tuve otro respiro y que mi energía vital volvería a fluir deliciosamente.
En todo este proceso de varios meses he estado invirtiendo mucho en mí (tiempo, productos, experiencias, conocimientos, etc) y en cada isla a la que he llegado sin duda me ha transformado, pero no me he dado la oportunidad de regresar a casa, a puerto, al lugar donde está mi faro para integrarlo todo.
Este sábado en un workshop para aprender más sobre lectura de oráculos, tuve 3 revelaciones durante la práctica de ciertas tiradas:
En menos de 8 días, se repitió la carta de INTROSPECCIÓN, y además fue la primer carta que salió en la sesión. Para mí un mensaje claro de que otra vez es hora de adentrarme en mi ser, de observarme, cuestionarme sin juicios, de escuchar lo que tengo que decirme, de tomar rumbo desde la PRESENCIA.
En una de las primeras tiradas me hice la pregunta de si seguir invirtiendo en mí, y la respuesta fue DETENTE, y más allá de que sea por algún riesgo (porque mi intuición dice que no va por ahí) es para dejar que se acomoden las cosas. Me explicaron que es porque “mi vaso” ya está lleno de tanta agua de todo lo que le he echado durante mi proceso que en vez de seguirle echando más, requiero tomármela y/o dársela a alguna plantita, y luego volver a llenar mi vaso. En fin, sentí claridad de que es momento de darme una pausa e INTEGRAR todo lo que esa agua representa.
En una de las últimas tiradas, preguntamos: ¿qué quieren nuestros cuerpos hoy, y a mi cuerpo mental le tocó recibir a la carta de la ABUNDANCIA. Y tal vez te hagas la misma pregunta que cruzó en ese instante: ¿por qué te sale esta carta si antes el oráculo te sugirió detener esa inversión en ti? y el mensaje en realidad no está relacionado con ese cuestionamiento, sino de reconocer que hoy todas mis necesidades están cubiertas en tiempo y forma, que observe lo que tengo hoy disponible, que en esa abundancia está lo esencial para mi ser, que agradezca ese privilegio de tomar un workshop de 2.5 hrs una mañana de un sábado, que eso que manifesté en mi vida será multiplicado si elijo verlo y reconocer que es más que suficiente.
Así que la reflexión de esta semana, no solo se trata de reconocer qué tan autoexigentes somos con nosotros mismos o a qué límites estamos dispuestos a llegar para sanar alguna herida de reconocimiento, pertenencia o logro en la vida.
Hoy quiero recordarte que bajar el ritmo no quiere decir que dejes de hacer cosas, sino que dejes que fluyan y te des espacio para integrar todo eso que manifestaste, intencionaste, te transformó y cosechaste.
Date cuenta de que esos aha! moments de abundancia pueden ser escasos, a menos que decidas darte una breve pausa conectar con tus sensaciones, tus emociones, tu yo del pasado que te llevó hasta ahí y entonces tomes consciencia de lo excepcional que es ese momento que estás experimentando. Agradece cada uno de esos actos de reconocimiento de dicha abundancia que hoy tienes.
Estás haciendo lo suficiente, así que en vez de invertir tu energía en más actividades o en llenar más tu vaso de posibilidades, invierte en la introspección; es lo que te dará mayor retorno en tu vida, lo que te dará esa claridad y motivación para continuar con tus proyectos, hará alcanzables esas metas.
Regresar a tu ser te permitirá actuar desde ese verdadero potencial de tu esencia que sin duda es tu mayor aportación al mundo.