India es de Valientes
Con el corazón abierto expandimos nuestro amor en el Norte de India
“India es de valientes”, porque no cualquiera se atreve a responder a su llamado, a exponerse a tanto estímulo para los sentidos, a dejarse llevar en su provocación emocional y aceptar su invitación a transformarse en la incomodidad e incertidumbre. Es de valientes no huir y atravesar conscientemente esas pruebas para soltar lo que ya no, cambiar de dirección, dejar de limitarse, aprender a sostenerse y expandirse fuera de la cotidianidad, siempre alineados a su verdad.
Antes de avanzar te sugiero leer la primera parte de esta historia
…Estas son palabras sabias que sinteticé del más reciente episodio del Podcast de Andrea —mi maestra de Yoga, y que inspiran el título de esta carta. Junto a mis hermanas de YTT confirmamos esta premisa a lo largo del viaje; y aunque ella no nos acompañó en el Norte de India, sí nos anticipó parte de lo que podríamos descubrir. Ella ya había viajado a varios de esos lugares el año pasado, y sabía de la valentía que se requería. Como una buena maestra, no nos contó más detalles, porque como estudiantes de la vida, cada quien tendría que explorarlo desde su lente y capturar lo más posible de la profundidad y complejidad del país. Así que simplemente nos invitó a sentir India y entregarnos totalmente a la experiencia.
Como te conté en la primera parte del relato, “nos enamoramos perdidamente” de India en los tres primeros destinos. Pero en los siguientes nos tocó expandir el amor a este país —y sobretodo a nosotrxs mismxs— ya sin ninguna coraza que lo protegiera. Y no porque la hubiéramos perdido antes, sino porque era momento de quitárnosla voluntariamente. Lo que viviríamos solo podría alquimizarse si nos permitíamos ser más frágiles que antes, estar más expuestos, más indefensos… y a la vez más curiosos, más unidos, y más sostenidos en aquello que creemos.
Cada rincón de India parecía tener su propio idioma para hablarnos: a veces en forma de belleza majestuosa, a veces en forma de ruido incontrolable. Lo que antes hubiéramos rechazado para proteger nuestra sensibilidad, aquí se sentía como una invitación inevitable a mirar dentro y elegir conscientemente cómo queríamos responderle a la vida.
Han pasado 5 semanas desde que terminó esta parte de mi viaje, y mirando hacia atrás y conectando varios de los puntos, me queda claro que era necesario cruzar esos destinos con Valentía: desde la disposición a soltar los miedos y envolturas que nos limitaran, reconociendo lo que nos hacía sentir vulnerables y aceptando desafíos con coraje y determinación para terminar de dar el salto a esa expansión.
Ya lo había escrito
en su carta cuando mencionó que no hay nada más valiente que atreverse a ser vulnerables: “A veces solo se trata de darse la oportunidad de ser vulnerables, de tener miedo, sentir incertidumbre y reconocerlo. Que dar un salto importante a la expansión también trae consigo nervios y ansiedad.”.Y también lo hizo
con ternura cuando habló sobre la resiliencia: “Los corazones valientes no necesitan armaduras para saber protegerse” “La cicatriz era ese bello recordatorio, de la batalla que ella conquistó.”Y las cito aquí a ambas porque vaya que sus palabras expresan lo que ganamos al atrevernos a ser valientes durante nuestro viaje. Porque vaya que conquistamos esas batallas ante la incertidumbre, vaya que nos atrevimos a ser vulnerables, vaya que sentimos y compartimos ansiedad, vaya que fue mejor no cargar con nuestras armaduras, vaya que conseguimos cicatrices que solo se cerraron con amor —literalmente, todavía está visible una de ellas de cuando conviví con mis hermanas en los jardines frente a la Tumba de Humayun y practiqué mi pincha mayurasana.
India habrá sido el escenario, y el universo confabuló con “ella” porque reconoce la energía y magia que este país guarda para las almas que eligen entregársele. Más quiero dejar algo claro, algo que resoné y le comenté a
en la carta donde compartió su sentir de su viaje a Glastonbury:A veces llegamos a lugares en lo externo en donde coincide que se culmina un proceso y la razón nos dice que gracias a que fuimos ahí es que obtuvimos un punto de inflexión. Más, como bien señalas, es un recorrido que inició de mucho antes. El verdadero punto de inflexión surgió desde que elegimos adentrarnos ese camino.
Sí, un lugar con esa energía y una apertura de nuestra parte permite que la integración sea más ligera, expansiva y alineada, pero así también se ha venido transformando nuestro templo interior y llega a ese “lugar espejo” a confirmar, a aumentar su fe, a preguntarse qué más es posible habitando desde esa conexión directa entre el corazón u Dios. Ir a lugares así, externos e internos, nos confirma que no es necesario ocuparse en describirlos, solo darse el tiempo de sentirlos.
Porque más allá de los destinos, de los paisajes o templos, lo que en realidad nos transformaba era la forma en que cada paso removía capas dentro de nosotros que creíamos necesarias para protegernos, sin envolturas para en verdad sentir. Comprendí que cada paso que daba era una rendición ante algo más grande con una misión en particular: la vida, la divinidad, mi intuición jugando con mi nueva versión a enraizarse, brotar y florecer en mi corazón.
¿A qué quiero llegar con todas estas referencias?
A que, como muchxs hemos sentido, el viaje hacia adentro es el que requiere de mayor atrevimiento, es un acto auténtico de valentía y expansión. Es un camino donde el caos, la locura, el amor y el desapego se entrelazan. Un trayecto donde las viejas versiones de ti mismo dejan de ocupar espacio en tu consciencia, y una nueva versión emerge, trayendo consigo lecciones, revelaciones, conexiones profundas y cicatrices que cuentan su propia historia.
¿Qué ocupas para recorrarlo?
La vulnerabilidad como tu bastón, la aceptación como tu linterna, el cuerpo como tu vehículo, la valentía como tu puente (gracias
por tremendo concepto en tu carta), el propósito como tu brújula, la autenticidad como tu traductor, la curiosidad como tu lente, la intuición como tu mapa, la fe como tu alimento y el corazón abierto como tu motor.Y sí, puede que elijas la posibilidad de moverte a otra parte del mundo (o no) para aprovechar la magia de cierto lugar e ir hacia adentro desde otra energía. Más lo que estoy seguro es que, si llevas el corazón abierto tu camino será más significativo. Tal vez no el más sencillo, pero sí el de mayores recompensas.
Y no hablo solo de lo que encontrarás en tu destino o en esa nueva versión de ti, me refiero especialmente a la conexión con las personas que te acompañarán —de cerca o en la distancia—, esas almas que no te dejarán caminar solx (YNWA). Porque para ellos son esos actos de valentía, de vulnerabilidad, de liberación, de amor.
Sin más, ahora sí te contaré cómo es que el amor y la valentía me tomaron de la mano en los siguientes destinos, y cómo terminé de recibir a mi nueva versión.
Rishikesh :: Amor Propio
Puerta 10 - del Comportamiento del Ser
A esta ciudad se le conoce como la capital del yoga, y…¿me creerás que no asistí a ninguna clase estando ahí? Incluso cuando, en esa semana, coincidió que tuvo lugar un festival internacional de yoga en uno de los ashrams más famosos.
Meses antes decía que me inscribiría y que exploraría tomar clases en diversos estudios, pero simplemente mi instinto —ni siquiera mi intuición— le decía a mi cuerpo que no. Nunca sabré si fue una advertencia de mi cuerpo para evitar algún peligro o lesión; solo sé que opté por un plan “mejor”, o más bien “más lento” que implicó: levantarme tarde, usar las primeras horas del día para meditar o enviar voicenotes a mis amigas, y alrededor de las 11am buscar cuesta arriba alguna una cafetería para desayunar. Un plan que más tarde sería el de caminar sin prisa y cuesta abajo para visitar los lugares que previamente guardé en uno de mis útiles mapas de google (aquí te dejo el ejemplo).
En Agra y Jaipur nos habíamos alejado un poco del ajetreo típico. Fue en Rishikesh donde volvimos a encontrar esa India que nos sacudió y nos conquistó. Para no extrañar un poco de su caos nos tocó: “hacer pierna” y cardio en todas las subidas y bajadas por calles inclinadas y angostas, esquivar motos en los callejones para no ser atropelladxs, sorprendernos de ver vacas cruzando la calle y luego sufrir por pisar su excremento (no puedes decir que fuiste a Rishikesh si no pisaste popó de vaca jaja). Claro también hubo alegrías: me encontré con el mejor platillo de toda India en un restaurante bellísimo, sonreímos sin parar en un kirtan (Hare Krishna), compré mi primer cuenco y salimos a las calles para la celebración del Holi.
La más significativa de las experiencias fue en las orillas del Río Ganges donde hicimos —junto a mi hermana Mar— una ofrenda para conectar con esta Diosa madre de India. Purifiqué mi mala 📿 y le recitamos un par de mantras de luz y protección, en la compañía de un niño que nos vino a hacer plática y decirnos que para él la felicidad sería tener un iPhone —le contestamos que era: tener amigxs.
Tuvimos 6 días para explorar este destino sin prisa. Con ligereza cada quien fue armando poco a poco sus planes. Nos sirvió para darle el descanso que pedía el cuerpo. Procrastinamos, tomamos masajes, comimos delicioso, compramos lo que nos gustaba, platicábamos de todo y nada. En sí nos dimos la oportunidad de crear una mini rutina consciente para recargar y darle un apapacho al corazón.
En particular algo que hizo latir mucho el mío fue cuando, en esa inacción, encontramos por serendipia nuevos intereses que mi intuición abrazó: uno con la Astrología Védica, un mapa de predicciones y exploración interior muy preciso; y el Sound Healing, como medicina sonora que trajo la vibración más genuina de quien soy. En lo alto de Tapovan conocí a Praveen y Bharat, dos guías que desde su expertise con estas “herramientas” me confirmaron una promesa que vengo escuchando y encarnando desde hace tiempo: que el camino que he transitado, con sus tropiezos, sus saltos de fe, sus silencios y sus frecuencias, es el más alineado a mi verdad y mi dharma.
Como te conté en la carta anterior, había elegido confiar ciegamente en la sabiduría interna que tiene mi cuerpo como templo y canal de conexión con el alma. Y Rishikesh fue para mi un lugar donde no puse resistencia para rendirme tanto a ese canal como a esa promesa. Con ellas presentes y cuidándome física & energéticamente, dejé que el amor propio se convirtiera en mi guía. Honré mi energía, seguí mi ritmo, habité mi curiosidad, descubrí esos nuevos intereses. Me permití ser.
Todo ese amor se veía en una sonrisa tan genuina y sostenible. Algunas personas de mi tribu me preguntaban cuál era su origen y les decía que, más allá de estar feliz en ese momento, venía más bien de la profunda realización de que sí había logrado dar mi salto de fe. Que nada en el mundo me haría olvidarlo.
En Rishikesh pude verme sin barreras, volví a hablarme de mi propósito, comencé a sentirme atractivo, aprendí a ponerle más color a la vida. Y en especial, el mayor regalo fue que reconocí la nota musical de mi esencia, la que hace armonía con el tono de mi voz auténtica. Al alcanzar de nuevo esa nota pude entenderme mejor, dejar la búsqueda de mi ser atrás y querer mostrarme más.
En esa resonancia sentí que jamás me había separado de mi identidad, de mi brillo, de mi sonrisa. Me di cuenta que llevo tiempo componiendo la canción más original que mi alma cantará en esta vida. El amor le pone el ritmo, mi historia aporta con la letra, mi esencia logra que sea recordada.
Alguna vez escribí en esta carta sobre el amor propio: “Amar(te) es enseñar a otrxs a respetarte, a reconocerte, a verte sin barreras, es dar ejemplo de cómo pueden amarte de vuelta.” Hoy le añadiría que amarte es encontrar tu tono, es sentirte en armonía, es comprometerte a alcanzar tu nota y hacer de tu vida una canción que todo el tiempo quieras cantar, la que otros guarden y pongan en repeat en su playlist.
En Diseño Humano la Puerta 10 es la del amor propio que sientes al rendirte en la búsqueda de tu identidad. El don es la “Naturalidad”, la entrega sin esfuerzo o duda a quien realmente eres, en el aquí y ahora. Su siddhi el “Ser” que deja atrás la ilusión de sentirse separado y se siente en unión con quien es, con el todo, con su divinidad. Esta puerta es una ruta en tu corazón que te contagia de la energía para redescubrirte a cada instante, para amar lo que ya eres sin ninguna armadura y para revelar más de tu esencia. Caminas el sendero hacia ti con ligereza y llegas a crear de tu vida un ritual —aunque sea distinto o incómodo para otrxs. Sí, con ella te atreves a mostrarte tal cual eres, más si profundizas, también tiene la sabiduría para que otrxs encuentren el coraje de ver su reflejo de amor en sí mismxs.
Hoy te puedo decir que tengo menos miedo a perder de nuevo mi esencia, a que la vida se sienta una búsqueda sin fin para con el amor. Porque sé que si sigo en mi ruta auténtica entonces me enamoro más de la vida y ahí expando la naturalidad y el brillo de mi ser.
Nueva Delhi :: Amor Universal
Puerta 25 - del Espíritu del Ser
La belleza colateral de este destino fue lo que se manifestó aquí. Todo empezó con lo que pudo haber sido una tarde cualquiera, pero llegar a hospedarnos a la zona de Hauz Khas fue una recompensa oculta que me tenía India. En compañía de mis hermanas fuimos a comer a un restaurante tibetano en donde para mi sorpresa me sirvieron un platillo que se sintió como hecho en casa. Ahí conversábamos de que ya eran los últimos días para convivir y supe que se me partiría el corazón de verlas irse. Comentaban que al momento de despedirnos nos dijéramos: “Hay que vernos mañana” como si nada cambiara, y con esa frase me vieron a punto de sacar mis lagrimas. No quería llorar entonces, habría tiempo para despedidas -así creía.
Esa misma noche recorrimos la zona, encontrando buenas tiendas de ropa, un rincón con un vibe único por sus libros y acetatos y un callejoncito con luces y amuletos colgantes. Además para esa noche estaba decidido que iríamos a bailar, tener el último festejo juntxs. La pasamos muy bien en una terraza-bar con su música electrónica y algunas de pop-rock —en toda India nos seguían negando el reggeatón jaja. El problema fue que al día siguiente empecé a enfermarme, y esa era la primer advertencia de lo que se vendría.
Al día siguiente nos reencontramos con Dan, nuestro amigo de Varkala que nos atendía en la cafetería casi cada mañana. Le invitamos a unirse a nuestros planes para los 2 días que faltaban del viaje. Visitamos el Templo del Loto en el que todas las religiones conviven y pudimos rezar/meditar en silencio. Aunque lo mejor de ese día fue recorrer tanto el Museo & Tumba de Humayun como el impresionante templo de Akshardham.
El primero fue una muestra más de la asombrosa arquitectura de sus mausoleos y belleza de sus jardines. Pero de ahí lo que más se me quedó grabado fueron esos minutos de juego en el que nos sentamos en el pasto, cual niñxs, y nos tomamos un par de fotos mientras hacíamos (más bien intentábamos) parados de cabeza y arcos aprovechando que no dolerían las caídas.
Felices pero con calor y hambre nos fuimos al templo de Akshardham. Que en verdad la única queja que tengo es que ahí no se permite tomar ninguna foto. El cansancio de la noche anterior y los primeros síntomas desaparecieron en ese par de horas que estuvimos ahí. El esplendor, el detalle, la energía, era indescriptible; es un templo difícil de olvidar a la vista. Para mí, combina la belleza de Jaipur y de Agra en un solo lugar. Me atrevo a decir que es más espectacular que el Taj Mahal y creo que no se le hace justicia a su majestuosidad, por lo mismo de que es un lugar sagrado al que no se permite entrar con tu teléfono o cámara.
Luego fuimos a comer en Khan Market, o al menos yo no pude por lo mal que ya me sentía y solo pude digerir medio plato. Al regresar al Airbnb un par de mis hermanas quisieron salir, mientras Monse y yo nos quedamos en la sala a ver el primer capítulo de This Is Us —uno de mis favoritos. Aproveché para terminar pendientes de pagos, comprar equipaje extra y hacer los check-ins hasta que me di cuenta de algo: que requería visa para entrar a Vietnam. Hacía más de un mes que lo intuía, y hasta lo había platicado con Cela, pero ambos estábamos muy seguro de que no necesitaríamos de visas u otro documento para entrar a los países a los que nos dirigiríamos después de India.
En ese momento sentí que se me cayó el mundo y que mi viaje terminaría. Por un breve instante me culpé por mi tremenda equivocación, pero a menos de un día de salir de Delhi ocupaba resolver más que paralizarme. Apliqué a la visa aunque el resultado me lo dieran en 3-5 días hábiles, no me quise arriesgar a pagar una de emergencia y que no me la dieran. Cambié mi vuelo y terminé pagando casi el doble de lo que lo había comprado hacía meses. Reservé otro alojamiento con el mismo host, el cual quedaba en un edificio adjunto, y eso también fue otro gasto no considerado. Un error así me llevó a gastar el equivalente de presupuesto para viajar a otro país o simplemente no preocuparme de mis gastos a la fecha.
- ”There's no lemon so sour that you can't make something resembling lemonade”.
Así una de las frases célebres del 1er capítulo de This is Us (y de toda la serie).
Apareció ese diálogo en pantalla a la vez que sentía por dentro esa frustración por tanto cambio no planeado. “Todo pasa por algo”, me repetía y lo mismo Monse que le agradezco infinitamente el haberme sostenido emocionalmente y acompañado a no perder el foco.
Me vi obligado a extender mi estadía en India, y me sentía pero porque coincidió que era cuando por fin me enfermé luego de tanto resistir a ello. Requerí de toda herramienta, lección, afirmaciones que he adquirido a lo largo de estos años con mi terapia, mi práctica de yoga y mis saltos de consciencia para mantenerme en balance, ser flexible ante los cambios, hablarme con compasión y confiar en que Dios y mi intuición confabularon para un bien mayor, para que tuviera el chance de hacer la mejor de las limonadas de esta oportunidad.
Al día siguiente me fue imposible estar con mis hermanas durante el día. Ahora sí mi cuerpo físicamente se rindió y emocionalmente ya estaba herido. Una vez hice el cambio de airbnb, intenté dormir algunas horas hasta reunirme en la tarde con ellas. Prácticamente había perdido el apetito, me sentía triste porque ya se irían y me sentía apagado por dentro.
Cuando llego la hora de ir al aeropuerto a dejar a mis hermanas, todo se dio muy rápido. Tanto trasladarse con todo el equipaje como el proceso de entrar. Hasta que llegué ahí recordé que debí despedirme desde antes, porque no te dejan pasar más allá de las puertas de acceso. Entre las prisas, coordinar de que se llevaran una de mis maletas, que siguieran las instrucciones de acceso y estar a tiempo para documentar, pues se nos fue el momento especial y tuve que decirles adiós desde lejos y darles breves abrazos. No fue la despedida que hubiera querido con todas mis palabras de admiración, amor y agradecimiento para con ellas.
Los días siguientes solo me quedé en Hauz Khas, no iba a explorar más de Delhi. Me sentía molesto con India por retenerme más de lo que yo planeé. Me sentía impotente de no poder hacer más mientras esperaba la aprobación de mi visa. Me sentía completamente vulnerable en la incertidumbre. Requerí de todo mi coraje para aceptar la situación. Me anclé en mi sabiduría para abrazar estos cambios, Se abrieron cicatrices de mi pasado que me hizo dudar de todo del brillo, fuego y expansión que había conseguido hasta entonces.
En lo que siempre fui firme era en no huir de esto. Pude haber tomado la decisión más “sencilla” de querer escapar de todo y regresar a un entorno seguro en casa. De aprovechar para cancelar mis vuelos y regresar a México con mis hermanas. De ya no viajar por el sudeste asiático creyendo que me cerraba las puertas. Pero con la mano en el corazón y expresándolo en voz alta me reconocía la valentía de no tomar la vía sencilla de renunciar a mis sueños, que creía totalmente en mí, que en adelante solo habría más abundancia, que Dios siempre me sostiene.
Este punto de inflexión fue clave para ver con un lente de amor todo el potencial de quedarme unos días más. Aproveché a pedirle perdón a India por todas las veces que me quejé de su caos y agradecerle por todo lo que me regaló. Quiso que me fuera hasta que la primavera llegara y mi invierno cediera. Me pidió escuchar más mi cuerpo y le respondí con descanso, salidas a tomar té, con pedicure y corte de cabello, con caminatas en el parque e incluso correr una vez que logré respirar más. Respirar no solo en lo físico, también como ese acto de darse una pausa y volver a sentir todo desde la presencia, la aceptación y el asombro que trae la vida en todas sus formas, en todas las posibilidades …en amarla sin expectativas.
El amor está en mí, está en todo, y al aceptarlo podría sentir la valentía y la fe para continuar con mi viaje y extender el salto de fe en mí para atender más llamados del alma. La Puerta 25 en Diseño Humano tiene el don de la “Aceptación” y el siddhi del “Amor Universal”. Es el potencial de amar incondicionalmente la vida, a otros y a ti no importando las circunstancias, sin discriminar su naturaleza, desde una fuente de asombro y profunda compasión.
También muestra una ruta de amar con valentía a través de la inocencia, es decir, mantener el corazón abierto a toda experiencia y desafío de la vida, como un niño que no reconoce límites y simplemente goza de lo que las oportunidades que tiene enfrente para divertirse, para recrearse, para amar cada detalle.
Esta puerta tiene la sabiduría para amar sin expectativas, admirando cada destello de esencia que existe en la naturaleza, en todo ser vivo, en toda expresión del alma. Es desde esa apreciación a la vida que cuando llega un shock (en su contra-puerta 51), se le recibe con ligereza. Te brinda la fuerza de voluntad para explorar esa chispa/sacudida para crear una vida en mayor abundancia y plenitud.
Su energía es como un abrazo que enciende al corazón y tiene la capacidad de ser muy reconfortante y sanadora para otrxs. Empodera a dejar de oprimirse por el dolor, a ya no reprimirse antes la adversidad, a no limitar nuestro ser cuando hay miedo. Te invita a ver y ser ejemplo del amor que transforma el mundo (interior).
Antes de despedirme te dejo una invitación de Ananta a soñar, co-crear y sostenerte en una experiencia profunda y expansiva….
Se viene la segunda edición de el YTT/TTC en India! y esta vez será en Rishikesh.
Si te quieres enamorar más del Yoga y obvio de India, entonces esta experiencia es para ti. En esta serie de reflexiones te he contado todo lo que me transformó en su primer edición, y tengo la certeza que contigo también será exponencial.
Sam y Andrea, al igual que yo, estamos para resolverte cualquier duda, escuchar tus inquietudes y emocionarte con nosotrxs. Yo también haré todo lo posible para verte allí en Marzo 2026, porque no me lo pierdo por nada en el mundo.
Esta carta #99 te la mando en mi escala en el aeropuerto de Toronto. Y sí, leíste bien! La próxima carta será la #100 y eso merece una reflexión muy especial.
No quiero entrar ya en lágrimas de felicidad y gratitud. Lo dejaré para después, pero coincide que la escribiré ya estando en México. Así que esta carta también representa el cierre de un gran ciclo en mi vida y el comienzo de uno mejor. Si bien me falta contarte más de Vietnam e Indonesia, sus historias pueden esperar un poco. Sembré algo hace un par de semanas que ya quiero compartirte.
Por mientras te dejo una canción que me mueve mucho con este hito de substack y con este momento de volver a casa.
Te espero en la siguiente carta para celebrar juntxs.
- Josh, Om Shanti Shanti Shanti.
Josh qué alegría me da tu compartir! Ya te lo he dicho un montón de veces pero siento que viajé contigo y me pone muy contenta cada foto, cada comida, cada paisaje y cada reflexión.
Qué increíble el regalo de la vida, aún con sus desafíos. Y qué hermoso ese momento en el que integramos todo lo que hemos aprendido con humildad y fuerza ❤️🔥
Además me encanta que hayas traído This is us a esta carta ajajaj mejor serie o qué?? 😍
Te abrazo y te envío todo mi amor! Que llegues a México sano y salvo y con muuchas historias más para integrar y compartir con generosidad💞🏹
Un placer leerte. Gracias por compartirnos tus recovecos. El año pasado, durante mi YTT, supe que tenia que visitar India. Aún no veo el momento….pero lo espero con ganas♥️