La Abundancia de la Escritura Intuitiva
Cuando la intuición te guía y la escritura te sostiene, eres unx sembradorx.
Intuir es SENTIR con claridad algo que aún no puedes nombrar.
Es reconocer una verdad que la mente aún no sabe explicar,
que el corazón acepta sin cuestionar y que el alma susurra con sabiduría.
La intuición es una muestra de fe que brota antes que las palabras.
Antes de continuar, te invito a leer la introducción a esta celebración:
“Cien cartas, cien brotes de Intuición”
* Esta es la segunda carta (2/3) de la serie…
Mi escritura no empieza con palabras. Empieza con un susurro.
…Con esa sensación que brota antes de que pueda explicarla, pero que ya me está guiando. A veces llega por una palabra o frase que se repite en conversaciones, libros o canciones. A veces es un latido que sale del ritmo normal de mi corazón y que fue provocado por una sensación de posible libertad, por una sonrisa de una persona o por una invitación alineada a mi propósito para compartir una historia.
En ese sentir de que algo en mí está por florecer, he aprendido que no necesito entenderlo todo para comenzar a escribir. Solo necesito Escuchar mi Intuición. Y si en mi cuerpo siento un sí, entonces confío en que ese escrito sabrá encontrar su forma, no importando cuánto tiempo “tarde” en escribirlo o la extensión que “deba” tener. Lo hago sin culpa, ni reglas. Con presencia y pasión.
Por eso cuando escribo no acelero mi proceso, el primer paso que doy es el de regresar a mí. Recordar y honrar quién soy, lo que he vivido y las raíces que protejo. Desde ahí es que escribo no para encontrar respuestas, sino invitaciones de mi ser que se conviertan en nuevas intenciones. Esas semillas que brotan desde lo más puro y fiel a lo que quiere expresar mi alma para manifestar, materializar y co-crear una vida llena de vida, una vida con significado que deje un legado de inspiración.
Por eso, escribir intuitivamente ha sido para mí una forma de enraizarme. De alinearme con lo que sí resuena en mi proceso creativo y con mi ruta auténtica. De aprender a decir que NO a lo que me aleja de mi verdad y decir un rotundo SÍ a lo que expande el brillo de mi esencia y potencia mi voz. Tomar decisiones alineadas con mayor ligereza, tranquilidad y facilidad (easefulness) para encontrarme con aquellas experiencias que traigan nutrientes de claridad, inspiración e integridad.
No necesito presionarme a escribir sobre lo que no resuena conmigo, ni forzarme a una constancia que no respeta mi energía vital. Me dejo guiar por el ritmo sabio y natural de mi cuerpo, por las sincronías, por las etapas de mi storytelling y mis saltos de consciencia. Confío en que mi intuición sabe lo que quiere expresar, siempre lo hace antes que la razón o cualquier calendario editorial que quisiera ejecutar (y que mi ser me pide no tener que idear, ni seguir). Así, he descubierto que cuando sigo esa voz sin cuestionar, las palabras llegan con intención. No desde la urgencia ni desde la obligación, sino desde un lugar que ya ha sido sembrado con mi verdad.
Cuando tuve la idea de lanzar este Substack (hace casi dos años) pensaba que mi escritura dependería exclusivamente de mi talento, de mi pasado o la disciplina para sentarme frente a una hoja en blanco y publicar cada semana. Me sentía limitado a esos parámetros y creo que por ello quise retarme, ser rebelde con mis condicionamientos y desafiar lo que creía necesitar para con mi práctica. Elegí el nombre de “Escuchando tu Intuición” como un grito sutil de lucha, palabras que anunciaran a mi ego y mis villanos de resistencia que existía en mi intuición una sabiduría y creatividad aún más viva, potente y expansiva que la de ellos.
Claro al inicio me resistí, forcé textos, comencé decenas de borradores. Mi mente intentaba comprender qué estaba ocurriendo, mientras mi cuerpo sentía que algo más profundo reclamaba ser escuchado. Cada carta que escribí guiado por mi intuición fue diferente: no buscaba validarme en mis opiniones o conocimientos, escribía para revelar lo invisible, lo que se había apagado por dentro, lo que aún no había encontrado espacio para ser expresado. Fue en la magia de la presencia, que llegaron esos aha! moments, puntos de inflexión, saltos de fe y llamados del alma.
Mi escritura se volvió más auténtica, congruente, idealista y emotiva. En ese acto consciente recuperé el tesoro de aquellas partes de mí que se habían ocultado, guardado u olvidado en otras versiones de mí con carencia, miedo y amargura. La abundancia de mi escritura llegó cuando tuve la valentía de expresar mis reflexiones sin quitarles su profundidad ni brillo, cuando volví a creer que mi historia es más que suficiente y que es necesaria de contar, cuando me encontré con más almas afines pendientes de leer lo que intuía y que me atreví a decir en voz alta.
Hace un año, aprovechando lo mucho que había estudiado y experimentado con mi Diseño Humano —siendo Proyector Esplénico con Perfil 6/2, comencé a diseñar mis Rutinas Conscientes para proteger las raíces de mi escritura y compartir la luz que llevo dentro. Para mí escribir ya no era solo un acto intuitivo, lo consolidé como un ritual de dirección, liberación y expansión.
La primera raíz brotó del canal de la lucha en mis Puertas 28 y 38. Una energía que lejos de traer o generar conflicto, me mostró que escribir con propósito sería una herramienta de perseverancia frente a todo lo que pareciera caótico y temeroso. Con coraje transformé cada una de mis palabras en luz, incluso en medio de la oscuridad —ya había aprendido a abrazarla. Luchar volvió a ser una manera de amar y dar el salto de fe a lo que vale la incertidumbre en la vida.
La segunda raíz se fortaleció con mi Puerta 39, esa provocación emocional que en mi escritura actúa como una flama que no causa heridas ni abre cicatrices, las purifica y despierta aquello que mi alma lleva esperando demasiado tiempo para sentir y expresar. Mis cartas dejaron de ser más que reflexiones y se convirtieron en canal para la consciencia emocional y espiritual, en un espacio donde los nuevos comienzos no se reprimen, sino que se impulsan. Un fuego interno se liberó con compasión y siguió el rumbo de mis anhelos y las infinitas posibilidades.
La tercera raíz se nutrió con ligereza y explorando desde mi canal de la curiosidad en mis Puertas 11 y 56. Escribir no sería un destino fijo, sino un viaje constante para dar sentido a lo que experimentaba. Un juego sagrado entre ideas, símbolos, memorias y visiones. Mi escritura se volvió narrativa en búsqueda y expansión. Tomé el rol de un guía storyteller con una misión compartir lo que me transforma. Mi curiosidad se volvió brújula y mi Substack la bitácora que registró los saltos de consciencia que protegieron mi propósito, sentido de pertenencia y legado de trascendencia. Porque escribir con intuición también es inspirar a una vida con significado. Es ir construyendo, palabra tras palabra, una historia que realmente te honra, te sostiene, te impulsa.
Al escribir protegiendo mis raíces, noté cómo mis textos se volvían más fértiles: cada uno se convertía en semillas que otrxs tomaban y sembraban en sus propios jardines internos, los que existen en sus journals o en digital con sus Substack’s.
Luego de varios meses dedicando espacio, tiempo y devoción a mis rituales intuitivos y procesos creativos, comprendí que la abundancia de mi escritura no llegaba solo por las intenciones de lo que quería contar o de las señales frecuentes del universo, sino de la certeza de que mi intuición me llevó a donde mi corazón quería estar. Con esa confianza de que viajé hacia el infinito gracias a ella, y en especial la fe de que llegaría cada vez más lejos, fue que mi voz se liberó.
Así se creó la oportunidad para hablar del impacto de la escritura intuitiva dando ejemplo aplicado de sus cualidades (la vulnerabilidad, apertura, coraje, verdad interna e ideales), aquellas que nos llevan a brillar desde nuestra esencia y compartir nuestra voz auténtica. No para encontrarnos con una esencia idealizada, sino una que se siente dinámica, imperfecta, humana, encendida, conectada a lo divino. Con una voz que siempre encuentra espacio para brotar y evolucionar.
También ahí sucedió la magia, con sus cualidades mi escritura elevó su lenguaje, escucha, sentir y su ritmo con el que te sigo honrando como lectorxs y escritorx. La abundancia de escribir intuitivamente no termina cuando se publica una carta. Comienza cuando alguien más la recibe y la lleva consigo en su corazón. Cuando sus letras despiertan preguntas y cambios profundos. Cuando sus palabras se vuelven brotes de algo más grande y significativo.
Porque la escritura intuitiva no es solo escuchar y compartir sus susurros: es un llamado a co-crear ecosistemas de abundancia para una vida alineada a nuestra creatividad y espíritu.
Manifiesto: Ser unx sembradorx de Abundancia
Escribo desde mis raíces.
Desde ese lugar en mi corazón que me sostiene por dentro.
Arraigadas en mis experiencias, mis sentimientos y preguntas que siguen abiertas.
Raíces que no siempre se muestran, pero que nutren cada palabra que brota de mí,
palabras que traen consigo la sabiduría de la naturaleza que vive en mí.Claro que he llegado a compararme, a pensar que mi voz no tiene valor,
a creer que aún no tengo lo suficiente para considerarme escritorx.
Pero también he encontrado mi voz auténtica al ser fiel a mi práctica:
resignificando mi historia, alineándome a mis ritmos, cuidando mi energía.
Y desde ahí, dejar que mis palabras florezcan desde su verdad.También hay días en los que mi escritura crece sin maleza de por medio,
y otros en los que regresa la duda, el juicio o la desilusión, y siento que la ahogan.
Pero como todo en la naturaleza, confío que en el cambio de estación algo sucederá.
No busco florecer rápido ni plasmar en el papel todas mis ideas fuera de tiempo;
me anclo a mi presente y a mi voz para reconocer cada brote que llegue.Honro mi proceso, así como una semilla no se apura en ser flor o árbol.
Mi escritura necesita sus tiempos de siembra, de cosecha, de barbecho.
Lo que brota de mis raíces no es artificial ni acelerado: se cultiva con naturalidad.
Y con amor y presencia, un día dará su fruto, dará sombra, dará vida.Por eso protejo mis raíces y mi proceso creativo.
Las honro cuando pongo intención en mis palabras,
cuando elijo respetar mis ciclos, cuando nutro mis rutinas conscientes,
cuando cosecho de sus frutos, múltiples formas de cumplir mi propósito.He visto cómo mis escritos me han sostenido y que no he luchado en vano,
que con ellos he sido portadorx de claridad y he provocado cambios.
Aquí sigo, sembrando desde lo que siento, lo que vivo
y lo que aún me falta por descubrir.Mi abundancia es la claridad del mensaje que brota de mis escritos.
Es la fortaleza de mis raíces, que me sostienen a crecer sin límite alguno.
Es saber que mi historia florece más cuando la llevo al jardín correcto.
Es la curiosidad por nutrirme más de la vida y el anhelo de sembrar cada vez más.Escribir, para mí, es un acto de sembrar esa abundancia:
en una carta que acompaña, en una reflexión que muestra posibilidades,
en una anécdota que es medicina al alma, en un poema que inspira a amar(te),
o en tan solo una frase que brota en otrxs y les lleva a florecer.Si cada palabra es una semilla, entonces escribir es más que una pasión o expresión.
Es un acto sagrado que conecta con lo esencial, abraza nuestra alma,
expande la consciencia y nos lleva a vivir una vida significativa.
Por eso no soy solo unx escritorx, unx autorx, también soy una sembradorx:
Quien cuida el jardín de sus palabras con sensibilidad, coraje y visión de impacto.
Quien comparte para traer al mundo más pureza, alimento, refugio y belleza.
Quien mientras más fiel es a sus raíces, más siembra abundancia en este mundo.
Esta carta la dediqué para ti que sientes el llamado de la escritura intuitiva. Que sabes que cuentas con un jardín donde tu historia también florece. Porque quizá, igual que yo, hoy sabes que escribir es más que una habilidad creativa y sientes que es un acto espiritual. Es tu manera de conectar con algo más grande, más significativo. Que es un acto de sembrar abundancia en ti y en quienes te leen.
Me despido no sin antes recordarte que queda una carta más de esta serie. Y debo confesar que será la que más trabajo me tomará redactar. Pero a la vez siento que será la que más revelará de mi esencia desde que inicié mi Substack.
¿De qué se tratará? “Simplemente” de lo que existe en mi Universo: de cómo se relacionan cada uno de los conceptos, metodologías, brotes de intuición, ideales, intenciones, llamados del alma y más que he escrito en mis cartas y que claramente forman parte de mi historia e integran mi ser.
Uniré los puntos de mis constelaciones, te mostraré los caminos de mi ruta auténtica, los hilos que tejen mi vida y lo que ha florecido en mi Substack. En mi mente es muy natural relacionarlo todo.
- Un abrazo, Josh
#YNWA
Gracias por sentir, cereal, y compartilo. Al leer me vi en ti. Al leer tu post puedo reconocer que soy igual que tú y aveces se siente como si estuviera peliando con mi ego... quiero escribir en intuición a mi sin expectativas ni reglas. Solo quiero ser y post se quedará guardado en mi corazón porque era la información que necesitaba para volver a Substack y comenzar de nuevo.