Raíces #2: La Provocación al Cambio
Navegando las Mareas de mi Escritura para sintonizar con mi verdad interna
Ha llegado el momento de hablar de una raíz que por su naturaleza no siempre me ha sido sencilla de proteger, más es la que se arraiga fuertemente para brote todo el potencial que duerme en mí y que se libera para ir a perseguir mis más grandes anhelos. Es la raíz que Provoca el Cambio, tanto individual como colectivo.
¿Sabías que le temo al mar?, por mucho que lo encuentro maravilloso, confieso que uno de mis grandes miedos es morir ahogado y no te lo digo por exageración de mi imaginación, sino porque cuando era niño mi hermano mayor me rescató en dos ocasiones (no en el mar, en un manantial y río) cuando pretendía hacerme el valiente e intentaba nadar creyendo que no necesitaba la supervisión de algún adulto. Unas sensaciones de impotencia y desesperación que marcaron esos recuerdos dentro del agua. Ya como adulto, he puesto excusas para no tomar clases de natación; en una alberca claro que hay menos riesgos y hay entrenadores vigilando, pero me llena más practicar otros deportes. Cuando llega el momento de poner en práctica lo que hubiera aprendido, pues me quedo sólo con las ganas de lo que pude haber vivido al aventurarme en experiencias que también quisiera gozar haciendo surf, snorkeling o simplemente nadar sin chaleco salvavidas.
Eso no quiere decir que frente al mar me quede paralizado, cada vez que estoy en la playa enfrento mi miedo y me sumerjo (desde un estrés sano y aprovechando mi adrenalina) un poco más allá de donde mi cuerpo se siente seguro. Y me digo que cada intento es un paso más que representa un punto ligero de inflexión que me libera de condicionamientos que por muchos años me han atrapado para no ir por experiencias que me enriquezcan; creencias que solo refuerzan que es más seguro avanzar con el temor de morir a medias que con la libertad de vivir una vida llena de vida. Cuántas veces le he dicho que no a potenciales relaciones amorosas, a actividades que se pueden convertir en nuevas pasiones, a sueños y aventuras que percibo increíbles y llenas de posibilidades, pero que no me atrevo a experimentar para protegerme del dolor que pudieran causar y no poder escapar de él, no llegar a ahogarme en él.
He vivido consciente de un condicionamiento que se fortalece del temor a no sobrevivir en medio del caos, que me convence de no ponerme frente al romper de las olas de mis emociones, de alejarme del mar que tenga enfrente aunque esto implique perderme de lo que tiene en sus profundidades. Rechazo la invitación de disfrutar la inmensidad del océano que está más allá de mi condicionamiento y que también se refleja en la vida misma.
El contraste es que en verdad disfruto estar frente al mar. Incluso cada que voy a la playa tengo la costumbre de adentrarme aunque sea un par de metros más que la última vez y de correr (al menos un día) a pie descalzo para sentir en mi piel como es que las olas llegan a tocar la orilla. Lo veo como ese momento perfecto para hacer grounding y traer (a la situación que esté viviendo) un poco de balance en esa combinación de la frescura del agua y lo caliente que se siente la arena. En ese llamado del momento presente que me hace el mar, hago una pausa para respirar la brisa y conectar conmigo, luego miro hacia adentro y descubro qué tan lejos puedo llegar, medito y me dejo asombrar de nueva cuenta de la abundancia que tengo enfrente y que está disponible para mi si elijo abrazar su energía.



Es por ello que muchas veces en mis escritos hablo del vasto océano que navegar, de las olas que se rompen, del faro que ilumina mi ruta en medio de la tormenta. En sí, es una forma de honrar mis temores y hablarles tanto con respeto como admiración por la inspiración que tienen para mí. Y aunque no vivo cerca del mar, por todo lo que ha provocado en mí en los viajes en los que he llegado a él, puedo decir que veo al océano como un espejo de mi interior.
En su inmensidad encuentro el reflejo de mis emociones, a veces tranquilas como aguas serenas, otras agitadas como una gran ola que toma fuerza para romperse o como una fuerte tormenta que puede llevarme a naufragar. Un océano que me invita a navegarlo, a hundirme, a flotar, a rendirme a su profundidad para emerger junto con él ante cualquier desafío que se presente.
Después de 10 años de varias tormentas emocionales y existenciales, siento que hoy mi océano está en calma. No porque crea que las tormentas se terminaron, sino porque he aprendido a confiar en que soy capaz de trascenderlas, incluso si las olas de la vida se agitan sin control aparente. Y aunque las tormentas nunca dejarán de llegar, sé que cada una de ellas me llevará más lejos, más profundo, hacia un horizonte donde la abundancia de mi esencia no tiene fin.
Hoy comprendo que mis estados de ánimo fluctuarán entre la melancolía y una frecuencia alta de aceptación y amor. Que al dejarme de sentir víctima de las tormentas que cubren mi vida, puedo llegar experimentarlas tal como son y disolver su condicionamiento. Que con un empuje sano de mi energía puedo llegar a despertar mi consciencia emocional y romper los patrones de baja frecuencia que me impiden superar los obstáculos internos en el camino hacia esas experiencias que me transformen significativamente.
Encuentro en estas mareas y caos emocional una provocación, pero no de aquella que se siente agresiva, sino como un deseo que me mueve a sintonizar con mi verdad interna, con mis sueños y anhelos, con la libertad profunda que se ancla en la consciencia de mi ser y en la aceptación de cada una de mis emociones. Una provocación que me presenta la promesa de que si me entrego con pasión a este proceso de despertar emocional (y espiritual) me llevará a enamorarme más de la vida, venga la ola que venga. Una creencia de que al fluir en la provocación de mis emociones puedo experimentar una vida abundante, alineada y creativa.
¿Por qué creativa? Escribir es mi forma de navegar mi propio y vasto océano, de transformar las olas de mi interior en palabras que conecten conmigo mismo y con quienes me leen. Hay algo profundamente liberador en aceptar que soy parte de este océano. En cada reflexión dejo puesta una creencia de mí, no para que se pierda en lo profundo una vez la haya desahogado, sino como una verdad que sale de la profundidad para transformarse en el eco de una ola que continúa fluyendo mucho después de haber tocado la orilla.
Mi escritura no fluye solo para transitar mis emociones, también para integrarlas en mis experiencias. Cada historia que escribo, cada emoción que libero, es como una gota que se une al vasto mar de mi ser. Y en este proceso, encuentro no solo la liberación de lo que ya no necesito, sino también el gozo alcanzar algo nuevo. No importa cuán lejos llegue, siempre hay nuevas corrientes tormentas y aguas que explorar. Y claro, ya sabes que no necesariamente se trata de llegar a un destino en particular, sino que se trata del viaje mismo.
Mi escritura podría verse como mi barco, mi intuición mi brújula y el océano en el que navego es mi viaje actual, visto como una hoja en blanco sin fin en la cual puedo expresarme. Cada palabra que escribo la reflejo como una ola que me lleva más cerca de mi esencia, un recordatorio de que el viaje nunca termina, porque el océano de mi ser es tan vasto como la vida misma.
¿Por qué veo esta provocación como un don para mi escritura?
La Puerta 39 de mi diseño humano nutre esta raíz poderosa de mi escritura porque me lleva a explorar los abismos creativos y el poder de mi historia con tal de provocar cambios y conectar con mis emociones profundas. Desde este lugar, mi escritura no solo se convierte en un vehículo para liberar lo que está “ahogado”, también se convierte en una extensión de mi ser para inspirar y transformar.
Recién he aprendido que puedo reconocer la divinidad de Ganesha en esta puerta. Y con los mantras y acciones que le dedico me enseña a invocar el poder de la calma, el discernimiento y la sabiduría para sortear dificultades, remover mis bloqueos, ver los obstáculos como oportunidades para fluir en mi Ruta Auténtica hacia una mayor libertad y abundancia.
La sabiduría de esta puerta viene acompañada de impulso con el que me siento llamado a superar cualquier obstáculo que se ponga enfrente de mis anhelos. Tiene un propósito de mover mis emociones con tal fuerza que dejen de estar atrapadas entre la coraza de mi corazón y las redes de mis temores.
Escribir desde la energía provocadora de esta puerta representa un acto de coraje para honrar mis emociones. Un acto de entregarte con el corazón abierto a los principios de una vida llena de vida, que rompe cualquier patrón que te atrape en tus miedos para acercarte a lo que realmente le da profundidad a tu vida.
Escribir desde esta energía significa que la presión de mi centro energético de la raíz se transforme en palabras que más allá de relatar, desafían. Es una energía que empieza en mí, pero que se expande a otros despertándoles ese deseo de abrazar sus emociones y expandirlas hacía la abundancia de cualquier creación que tengan por expresar.
La energía de la Puerta 39 , cuando se expresa a través de mi escritura intuitiva, lleva un mensaje claro: "es tiempo de mirar lo que no has querido ver." Es una invitación a explorar las sombras, las profundidades, los miedos y las emociones que han permanecido reprimidas o ignoradas. Mi escritura se convierte en un espejo, un espacio seguro donde los demás pueden confrontar sus propios bloqueos, reconociéndolos no como enemigos, sino como partes valiosas de su proceso de crecimiento. Invita a cuestionar nuestras creencias limitantes y a imaginar una nueva narrativa más auténtica y alineada con nuestra esencia.
Mis creencias y dones que forman parte de esta raíz, traen ese llamado a mirar más allá de las narrativas internas que nos limitan. Es una provocación que no busca incomodar por incomodar, sino desafiar con amor las estructuras internas que ya no nos sirven, para que conectemos con la esencias de quienes realmente somos y con lo que anhelamos expresar y manifestar.
Te lo conté en previos escritos, en mi diseño humano la Puerta 39 tiene los filtros planetarios del☉Sol y ☿ Mercurio, ambas vienen a mostrar un aspecto esencial de mi mayor expresión y el mensaje que vengo a compartir al mundo. Y la manera en que lo canalizo a mis escritos es contándote cómo su energía provocativa me empuja (en mis momentos de mayor melancolía, apatía y miedo) a ver partes de mí que preferiría dejar en la sombra, a elegir sentir emociones que pensé que podría ignorar durante años. Me ha enseñado que desde la sensibilidad, la pasión y la rendición a mis emociones puedo romper cualquier barrera interna, creativa y de propósito.
Con esta puerta se traducen escritos en el despertar de emociones profundas que resuenan con las experiencias no vividas o las heridas del alma no atendidas. No busca remover emociones sino liberarlas para que lleguen a un espacio donde otros puedan reconocer e integrar lo que sienten, dando paso al flujo de una energía que eleva nuestra frecuencia y desbloqueando nuestro potencial.
Mi escritura con esta energía se transforma en un canal para despertar múltiples anhelos, ya que más allá de las palabras está la verdad emocional y espiritual que todos llevamos dentro y que quiere brillar sin ahogarse en la oscuridad.
Me despido no sin antes, preguntarte… ¿cómo sientes esta provocación en ti?
Un abrazo, Josh
- #YNWA
Te invito a leer estas reflexiones para aprender más de la Puerta 39:
Compartir la luz que llevo dentro
Esta liberación emociona, disfrutamos mucho de estar en la expresión y también en la quietud, vemos con romanticismo nuestras creaciones y encontramos abundancia en la mutación provocada por los saltos de consciencia desde este don.
El Despertar del Fuego y lo Infinito
Es curioso cómo la vida, en su infinita sabiduría, nos coloca justo donde necesitamos estar, aunque muchas veces no lo entendamos en el momento.
El Abismo Creativo de la Escritura Intuitiva
¿Qué pasaría si te atreves a romperte en tu escritura? ¿Qué nuevos ideales podrías descubrir al dejar que tus palabras se rompan libremente sobre la página? ¿Qué partes de ti quisieras que se rompan para dar paso a un mensaje de transformación e integridad?
¡Qué linda esta carta! 🌸
Gracias por compartirte desde tu vulnerabilidad. Disfruté mucho conocerte desde ahí ✨