La Disciplina como un acto de Amor Propio
Se vale darte una pausa, respirar y desarrollar a tu ritmo tu multipotencialidad
* Antes de continuar, te recomiendo leer la primera parte de esta reflexión:
Amor propio ¿vs? disciplina/constancia
En el último episodio de Saltos de Consciencia en el que hablé con
platicamos de muuuchas cosas, pero uno de los puntos que se mencionó fue que cada hábito, rutina o actividad que nos apasione suele acompañarse de la “carga” de ser disciplinadxs para llegar a una meta, y de ahí intercambiamos la perspectiva de que también podemos ver la disciplina como un acto de amor propio que nos lleve a cumplirnos nuestra palabra y ser constantes siguiendo nuestro propio ritmo.Con el contexto de la carta anterior y esta mención al episodio, en esta segunda parte de la reflexión vengo a profundizar en lo siguiente:
¿Ser disciplinadx es fruto de un sacrificio o de una intención?
¿Para ser constante tengo dedicar mi energía a solo una actividad?
¿Se vale seguir tu propio ritmo o no puedes fallar un solo día?
¿Están peleadas la disciplina y la constancia con el amor propio?
…En el YTT/TTC he tenido un desacuerdo con la perspectiva de varios maestros.
Primero tienes que saber que, desde los conceptos de Abhysa y Tapas, señalan que para nuestro camino hacia el samadhi es necesario llevar todo nuestro enfoque solo a esta práctica de liberación e iluminación espiritual, y rendirnos a la experiencia desapegándonos del resultado y estando presentes en ella. Que hay que darle mayor enfoque a la práctica y no faltar un solo día a desarrollarla. Que incluso, luego de 2 meses (siendo dedicados e intencionales) notaremos una mayor ecuanimidad y unión del cuerpo, mente y alma, que para entonces estaremos enraízados a la práctica. Así será mucho más fácil y natural sostenerla.
Claro todo esto desde el contexto de la filosofía del yoga, pero mi conflicto está en que mencionaban que esto aplica para aquellas prácticas o pasiones en nuestra vida para las que “vale la pena” trabajar incansablemente en ellas, porque en algún punto llegaremos a enraízarnos y no llegarán a sentirse como un trabajo y que por tanto siempre tendrás la energía para esforzarte y entregarte al máximo.
Por un lado sí creo que después de +60 días consigues un avance notorio en cualquier tipo de práctica. A final de cuentas, si eres principiante o cuentas con ciertas bases en tu actividad física, creativa, espiritual claro que notarás que hay un cambio clave para ti. Lo que no estoy de acuerdo es que tengas que centrarte en una sola actividad, un solo enfoque, y mucho menos me entra a la cabeza que no te puedes “fallar”, que pase lo que pase hagas la práctica no importando el estado físico, mental o emocional porque dicha actividad es tu pasión y no debería importarte el esfuerzo a dar. Que el largo plazo se construye desde la “constancia perfecta”, en la que no hay espacio para el error o para experimentar con algo más porque sería tu distracción.
A ver, vámonos a un ejemplo sencillo. Cuando empiezas a ir al gym tratas de generar constancia (antes que disciplina) para ir acostumbrando al cuerpo a trascender la incomodidad y el dolor; y es entonces que luego entrenas en un ritmo más retador y con otras beneficios a tu favor como un mejor apetito, mayor vitalidad y tal vez un mejor descanso al dormir. Pero qué pasa cuando vas al gym con cero ganas de ejercitarte y te presentas solo por tratar de mantener la racha de días seguidos o el hábito de fortalecer tu cuerpo. Hay días en los que nos convencemos que ir allá vale el esfuerzo y trabajar aunque sea un poco, y está ok, todo progreso cuenta por muy pequeño que este sea (el famoso 1% que a largo plazo hace la diferencia). Pero no me es congruente cuando ese progreso lo buscas sin honrarte. Es decir, cuando solo quieres cumplir una promesa del ego, cuando no se hace desde el gozo, cuando tu cuerpo en realidad pide una pausa y no se la das, cuando te presentas olvidándote de tu intención, cuando no te permites ser flexible con tus tiempos, cuando estás en un proceso distinto al que la actividad te pide, cuando terminas lastimando tu cuerpo.
En mi caso el gym no es la actividad más apasionante, pero hablando de las prácticas o actividades en las que conecto con mi cuerpo mente y alma, serían: el yoga, el running y el emprendimiento remoto. Hoy son ejemplos claros en mi vida de que siguen siendo una pasión que sostengo en el largo plazo, que me dedico a ellas con una sonrisa, que me presento a veces en el cansancio pero consciente de que no le haré daño a mi cuerpo, que he dicho que “hoy no lo haré” porque mi intuición y mi salud me lo piden con gentileza. Y se siente perfecto honrarme y crecer sin dejar de ser constante. Pero ya aprendí —a la mala— que no debo ir al extremo de culparme porque un día “fallé” a mi compromiso, que no debo de sobre exigirme más solo para aprovechar un par de horas “libres” para hacer más, que no debo sobre cargar lo que mi cuerpo puede recibir. Mi cuerpo es un templo, es mi vehículo para llegar a donde mi corazón quiere estar, y estoy convencido de que no quiere ir al burnout, a la depresión, a sentirse frustrado, solo o perdido.
Con mi escritura es igual, no tengo días u horas específicas para sentarme a escribir. Las reflexiones las voy construyendo con mis experiencias “fuera del papel” a lo largo de un par de semanas (o a veces repentinamente llegan) y si no están listas tal fecha está perfecto. Hay veces en que el borrador de Substack o mi journal se quedan sin nuevas líneas y luego de un par de días puedo conectar con mi intuición y traer mayores insights y aha! moments para darle forma al mensaje que quiero compartir. Esta carta por ejemplo lleva más días de lo normal y está perfecto porque también estoy la mayoría del tiempo en la certificación, pero también es porque me dediqué a nutrirla desde distintas perspectivas y sentimientos que se han ido acumulando en pláticas, meditaciones y lo que mi cuerpo me habla. Darme el respiro a integrar es parte de mi proceso creativo, en la inacción muchas veces logro crear más que dedicándome a escribir cada día para tener una línea, un párrafo, una carta o una serie más.
Con las morning pages, si bien puedo tomar ritmo y mostrarme frente a la libreta cada mañana, lo que considero más importante es la intención con la que escribo más que solo sentarme a vaciar mi mente y decir(me) que llevo tantos días seguidos. Las morning pages para mi son una invitación a mi genio creativo, y prefiero honrarle, porque aunque un día sea mejor que otro sobre el papel y deje plasmadas buenas ideas o sentimientos, lo que me hace rendirme a la práctica es mi devoción por escribir, y eso implica que tengo muchas plataformas para eso, no solo una herramienta y hora para hacerlo.
Mi disciplina en Substack luego de publicar por más de año y medio +88 cartas, no tiene que ver con un calendario editorial o una obligación de publicar. No se siente un trabajo, pero tampoco dejo que me consuma. Mi disciplina se nutre y sostiene de lo que me inspira la comunidad, de los comentarios que llegan a mis reflexiones, de lo que yo le aporto a otrxs escritores y de las veces que también caigo en mi abismo creativo. Mi disciplina surge cuando sigo los principios que establecí para mi escritura intuitiva y me enraízo en ella para fuera del papel y traerla a otras áreas de mi vida. Y estos principios de curiosidad, sensibilidad, valentía y tenacidad se construyen no por lo que tenga que actuar aquí, sino por cómo se enraízan a mi historia y mis dones que activo fuera de Substack.
Y un último ejemplo más orientado al yoga, es uno del que te hablé hace unos meses en el que gracias a los mantras pude deshacer mi nudo interno emocional y creativo que se sentía entre mi chakra del corazón y el de la garganta. Si bien es algo que quiero dejar pendiente para una carta de la próxima semana (y que ya tengo mucha emoción por escribir), lo que te puedo adelantar de este proceso es que el resultado fue más expansivo de lo que imaginé gracias a la naturalidad con la que fui aplicando distintas herramientas de respiración, escritura y obviamente asanas y mantras, esto sin tener que hacerlas a diario o siguiendo un orden en particular, simplemente dejé que la intuición y lo divino abrieran mi camino.
Gracias Ganesha: Om gam ganapataye namaha.
No creo que la constancia ni la disciplina sean lineales, no creo que sean parte de un proceso con reglas y ritmos pre-establecidos, no creo que lleguen por cumplir una fórmula o recomendaciones de actividades que mantener durante 21 días o por levantarte a las 5am, no creo que se alcancen por hacer una repetición más en cuando estés por quedarte sin energía. Creo más bien son aptitudes o cualidades ligadas a un “sweet effort” —como diría nuestro maestro de yoga sutras, y que desde ese enfoque se despiertan en nuestro ser. Tal vez si puedes una que otra ocasión intentarlo aunque sea un poco más, pero siempre desapegados del resultado de ese esfuerzo extra.
Una vez que aceptamos que la vida tiene sus ciclos naturales a los cuales podemos alinearnos, que en la vida hay nuevos techos a los que llegar si tenemos la valentía de adaptarnos y experimentar, que en la vida podemos ser más suaves y flexibles, que en la vida sí se vale darte una pausa para respirar.
Podemos tener una vida llena de vida, inmensa, abundante sin tener que luchar todo el tiempo, sin tener que conseguir nuestras metas no importando el precio a pagar y en especial desde la salud y el bienestar. Creo que la disciplina y la constancia son el resultado de permitirle a nuestra curiosidad; aquella que nos llama a descubrir qué más es posible, que no nos limita o nos encasilla en un solo enfoque. Creo que podemos ser todo lo que nuestra alma sienta desde la libertad. Y eso implica, en mi opinión, que no tengamos que solo entregarnos a una práctica y dejar de lado otras, que no es necesario sacrificar ni dejar de soñar, incluso cuando también te alejas un poco de tu práctica(s) para luego tomar impulso y dar un nuevo salto de fe en ella(s). Lo escribo para decirte que no sientas culpa por no dar tu máximo en lo que supuestamente haces mejor, que no te juzgues si no haces un intento más.
Que si bien podemos tener mayor dominio de un tema o práctica, no tenemos que especializarnos en ella y dedicarle nuestra vida a su estudio. Nuestra sabiduría o expertise viene acompañado de todas las aventuras y aprendizajes con las que le damos el toque único al desarrollo de nuestra mayor pasión, para luego convertirla en vocación y que con el tiempo y corazón se transforma en nuestro propósito. Dicho esto, también puedes probar con variantes de tu práctica, aprender más de otros referentes y quedarte con lo que te trae gozo y expansión. Al final tendrás algo original y auténtico, un legado que compartir.
Y escribo esto porque como un ser multipotencial le doy mi devoción a cada actividad que logra que se encienda mi alma, que la deja jugar, y aprender más de la experiencia humana. Escribo esto en el YTT/TTC porque esta experiencia me llama a hablar de la importancia del tema, y mostrarme un tanto rebelde ante la autoridad de la que interpreté un mensaje que no resuena conmigo y que me atrevo a cuestionar. Ya que repartir tu curiosidad y amor por otras prácticas solo traerá magia y luz a tu propio proceso y con ello sentirte pleno en el momento en que lleves tu energía a aquello que mueve tus emociones y sueños.
Creo que si resignificamos la disciplina y constancia desde el amor propio, dejas de obsesionarte, dejas de presionarte, entras en tu zona de flow y todo se siente más ligero. La energía está disponible y no se agota, está para ti y con ello creo que la disciplina y la constancia las tendrás de manera natural, no por haber cruzado el umbral del esfuerzo al que te terminaste por acostumbrar.
Defino que ambas no están peleadas con el amor incondicional tanto a uno mismo como a quienes forman parte de nuestra tribu. Es más al hablarle desde el amor con nuestros actos estamos comunicándonos con su lenguaje universal, y le confirmamos que elegimos dejar atrás el ego y las fluctuaciones de la mente que nos tiene condicionada en esta realidad para elegir diferente y honrar nuestra esencia. La misma esencia que tiene el universo tiene, que Dios tiene.
Y es entonces que el universo trae la sincronías y resultados que no te imaginabas en forma de más rutas para que libremente avances y te desarrolles en tus prácticas y evolución como ser humano.
Antes de despedirme te recuerdo también que la fuerza de voluntad no se mide con tu perseverancia, resiliencia, coraje o compromiso, es más bien una energía en la que te entregas con el corazón abierto y en ella hay una verdad digna de mencionar en un próximo escrito…
Cuéntame en comentarios con qué estas de acuerdo y qué no te resuena. Me encantará abrir debate y aprender de tu perspectiva.
Te mando un abrazo desde India.
- Josh, Namasté.
Si quieres más herramientas para acercarte más a tus sueños y resignificar la constancia y la disciplina, te recomiendo este episodio del Podcast de
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Ay Josh! Recién te leo (yo siempre tarde JAJAJA) y quise restackear como 5 veces porque resueno con todo, tu sabes! Y qué distinto sería el mundo si nos guiáramos más por los ritmos de nuestro cuerpo, alma y de la naturaleza 🥹!!! Gracias por este texto, ojalá muchas personas lo leyeran 🤍
Totalmente de acuerdo contigo Josh, tus palabras resuenan en mi ser !