Liberarse de viejas "verdades" para Viajar ligero
En la ligereza puedo crear el espacio a lo que sí pertenece y merece a mi corazón.
Cuenta Regresiva < a 1 semana >
ANANTA FEB 2025 - YTT EN VARKALA, INDIA
When in our life is greatness is waiting to burst forth? How can we tell when our greatness is ready to emerge? We’ll know because the emergent energy of greatness will dissolve all senses of separation from life in a single heartbeat.
The Art of Uncertainty - Dennis Merritt Jones - Pag. 77.
Confieso que hubo un par de borradores y varios intentos de llegar a esta carta para cumplir la promesa de publicar con la energía que honra las raíces de este espacio y de mi ser. No se ha tratado de redactar el “escrito perfecto”, conozco ya mis trampas del perfeccionismo como para notar la diferencia, de hecho en este espacio celebramos la belleza de la imperfección. Más te cuento que este lapso he estado navegando por esa etapa de disolución en la que, de entre la oscuridad, salen a la luz aquellas invitaciones retadoras de transformación y en la que toca hacer frente a creencias limitantes —en esta ocasión fue con mi relación con el dinero y la validación de ciertos dones. Sabía de antemano (meses atrás) que me tocaría en este mes trascender conscientemente y de nueva cuenta por esta etapa, solo que (como siempre) no sabría qué confrontaciones emocionales y oportunidades para renacer me traería.
Como te he contado antes…En la etapa de disolución, la esperanza de un llamado a transformar nuestra realidad nos impulsa a seguir adelante, incluso cuando todo parece desmoronarse a nuestro alrededor. Nos recuerda que cada final es también un nuevo comienzo, y que en cada desafío y cada pérdida hay una oportunidad para el crecimiento y la evolución. Es una montaña rusa emocional, llena de incertidumbre y miedo a lo desconocido. Y también es un momento de profunda liberación, donde te permites soltar las cargas que ya no te sirven, las creencias limitantes y las expectativas que te han mantenido atrapado en un ciclo.
…Y como con esta sección, “El viaje hacia lo infinito”, tengo la intención de contarte mi proceso de esta experiencia que me regala Dios, y en este punto de la historia de cómo se siente la expansión de mi ser al prepararme a esta aventura, pues te contaré qué ha sucedido y a qué reflexión he llegado y que quiero compartirte.
Me tocó escuchar y responderle a una voz que volvió a inquietar (a todos nos pasa que siempre vuelve, solo que a veces es menos persuasiva) con una narrativa y lenguaje poco optimista, que intentó regresarme a un punto de la espiral que yo sé que ya no hace sentido, mucho menos para con la experiencia que iniciaré. Y en ese ejercicio de contestarle, de defenderme o buscar ignorarla, quise anclarme como muchas veces en herramientas como mi escritura y mi práctica de yoga para decirle que no me afectaría su sabotaje disfrazado de protección, que entiendo su miedo, pero que sus razones ya no son alineadas a lo que mi cuerpo siente, lo que mis emociones me transmiten y lo que mi alma anhela experimentar.
Me noté escribiendo más desde el cansancio mental y poco desde las lecciones susurradas por mi intuición y la inspiración de mi genio creativo. Aprovechando cualquier momento libre para avanzar unos párrafos más (o re-escribirlos porque las ideas quedaban obsoletas), para luego “abandonar el papel” y convertir ese tiempo en un momento de total descanso necesario (especialmente desde mi energía como Proyector) antes de regresar al ritmo de las actividades diarias y responsabilidades a entregar antes de la desconexión digital que tendré en India.
Me descubrí dándole atención a cierta ansiedad mental por el futuro económico acompañada de nervios por planear a detalle la logística mi viaje (que por cierto en una futura carta te enseñaré de cómo he creado mi proyecto de viaje consciente para esta aventura), en vez de “luchar” con estas inquietudes de la manera más auténtica que conozco al encontrarles significado y provocarme a mutarlas con naturalidad y compasión. Me vi en una especie de trampa convenciéndome de regresar a mi poder al decirme palabras motivantes pero que en el fondo no las sentía en conexión con mi cuerpo. Me agradecí también por esa llama sostenida de creatividad que encendió mi alma al crear nuevas oportunidades y relaciones para mi negocio consciente, dándole valor (más que prioridad) a dedicar más tiempo a esa chispa de juego, de visión, de soberanía.
Pero en especial noté que durante esta etapa se mantuvo una premisa constante que me invitaba a reflexionar profundo en ella. Así que mientras re-leía el libro de “Hero on a Mission”, mientras corría ese último kilómetro a 3min 55 seg, mientras meditaba en las healing dates del club de sanadores de negocios conscientes, mientras recibía las señales y sincronías de la vida y la naturaleza (que han tenido que ver con mariposas), mientras conversaba con mi terapeuta acerca de reconocer más mi expansión del 2024, mientras en las clases de yoga ha tocado respirar más, soltar e intencionar, mientras todo esto… —me conectaba con la magia de la presencia y surgió una afirmación que me llevó a reconocer mi premisa…
Afirmación: Yo tengo claridad, yo tengo abundancia, yo tengo tranquilidad.
…y uniendo los puntos con la reflexión de gratitud obtenida en terapia:
“Cuento con los recursos ilimitados para tomar decisiones con las que mi corazón se siente alineado”
…fue que he ido echando el corazón por delante y encontrando el coraje para enfrentar lo que detonó mis inquietudes/cansancio/ansiedad, renunciar a esas “verdades” que ya no son mías (que años atrás creí que lo eran), encontrando esa fortaleza para elegir ya no cargar con historias que se sienten como piedras en la mochila que al caminar la hacen pesada y no dejan espacio para recibir más.
Solemos asumir o tener la excusa de que el mundo nos retiene, pero en realidad es nuestra percepción de una incapacidad (y en ocasiones voluntad) para soltar esas viejas verdades y viajar por la vida más ligeros. Sí, en algún momento definimos que eran ciertas porque no supimos reconocer su aire de “mentira”, o mejor dicho como aquellas “premisas no alineadas a nuestra esencia y sabiduría interna”. Nos las contamos para no despertar de lo automático, para quedarnos inertes y no provocarnos a la acción, para continuar en la misma narrativa que nos apaga, para tomar ese papel de víctimas que se anclan en falacias que nos aleja de la evolución que venimos a experimentar en este plano, en esta vida.
Así que la premisa a la que llegué, fue esta:
Diseña Experiencias para Viajar Ligero.
Es decir, que lo que voy a hacer es que cada que vaya a sacar esas piedras de mi mochila lo haré consciente con una energía de más compasión y abundancia emocional, de presencia y conectar con mi intuición, de anhelo y gratitud por mi expansión, de confianza en la grandeza de Dios que se encarga de disolver mis inquietudes y co-crear conmigo tenga o no mi corazón abierto. Más tener en cuenta la “simple” pero a veces olvidada acción de desacelerar, de respirar, de pausar más. Creo que solo así en esa ligereza puedo crear el espacio a lo que sí pertenece y merece a nuestro corazón y rutas auténticas.
Esta premisa, sin duda se alinea y da lugar en mi mochila a ese fuego interno que sé que me impulsa a quemar (depurar) lo innecesario para renacer, como un ave fénix, desde lo esencial. Ese fuego que hace semanas reconocí como mi Agni. Uno de los pilares para este viaje hacia lo infinito (puedes leer más de él aquí).
Más como sabes, esta sección de mi Substack habla de la relación que tengo con el yoga ya que gran parte de mi aventura estará dedicada a certificarme como maestro de esta filosofía y modo de vida. Así que aquí va cómo es que el yoga me acompañó a definir mi premisa y extenderla a más aspectos de mi vida…
En clases recientes con mi maestra Andrea, he tenido muchos momentos de sankalpa y conexión para con los diálogos internos que te conté, para con mi cuerpo que me dice que está listo y a la vez agradecido por el cambio físico y el compromiso que cumplimos para con nuestra palabra. Más en cada asana, cada respiración siempre existió esa premisa de llevar una práctica más ligera.
Más ligera por no buscar conseguir la perfección de mis posturas, más ligera ante cada vez que me caía en una postura de balance, más ligera cuando mis piernas o mis hombros ya no resistían más y aceptar sin culpa salirme de la postura y luego sonreír por ello, más ligero por cada torsión en la que noté que había ciertos nudos de tensión o emoción, más ligero por cada saludo al sol que fluía para traerme a la calma y el presente.
En el yoga he aprendido a elegir diferente, que básicamente es la raíz de la que brota mi premisa. Saber que puedo cambiar el rumbo y está perfecto, que puedo quedarme más en mi respiración, en mi meditación, en mi postura aunque mi vieja versión se resista. Elegir diferente al salirme de ese monkey-mind e ignorar el viaje del ego para pasar al gozo, a la austeridad, a la liberación del tapasya.
Cuenta Ram Dass en su libro “Paths to God” que Maharaji le dijo que:
“La verdad es el tapasya más difícil”.
Que solo cuando comprendemos de que no somos tan vulnerables (desde la perspectiva de susceptibilidad al daño) como tememos ser, es que podemos acercarnos a la verdad que merecemos. Que para contarnos esa verdad e integrarla en nuestra sabiduría interna hay que renunciar a aquello que desde una vieja versión creemos necesitar, renunciar a lo que nos aferramos para hablar y actuar desde nuestra verdad.
Reflexiono en ello y llego a que mi verdad me sana, mi verdad me hace sentir ligero. Me libera de toda cadena que me ata a lugares que no hacen sentido, a lugares donde mi corazón no quiere ni necesita estar. En la verdad que hay en una vida con ligereza, en mi premisa, es que abro el portal a esa grandeza que está a punto de emerger, de explotar y llenarme en mi ser de ella, la que disuelve toda sensación de separación de mi ser para con la vida, para con las infinitas posibilidades y que esta ligereza está ya a un solo latido más de mi corazón.
Y como un breve update tengo mi maleta casi lista con solo las últimas prendas de ropa, medicinas y productos de skincare (de Seasons Love your Skin) que echar por encima de todo; también me falta comprar un seguro y plan de internet y algunos vuelos para un viaje que tendremos después del YTT por el norte de India.
Estoy a una semana de llegar al Tattvaashram Yogshala de quien será mi nuevo maestro, Yogi Vijith. La incertidumbre me llena de emoción y curiosidad por cómo será la ceremonia inicial y las primeras clases.
Publicaré mi próxima reflexión, relacionada a esta sección del “Viaje hacia lo infinito”, justo antes de subir el avión, ya tengo claro en mi corazón qué te escribiré. Tan solo pensar en ese momento, tanto de tomar el vuelo como de compartirte el escrito me llena tanto y ya quiero que llegue.
Te agradezco por llegar hasta aquí y acompañarme a lo largo de estas semanas, estoy a punto de emprender otra historia que me honre, y lo que te compartí hoy es justo parte del proceso de emprenderla y honrarme, parte clave del relato que se vive desde la ciclicidad de la vida y el poder del storytelling.
Te mando un gran abrazo!
- Josh, Namasté.
Una semana!!!! 😱
Amo que siempre q te leo recibo tantas sincronías!!! Graciiiias!! Goza este viaje ! Un abrazo gigante