Writing my way to Bliss
Cómo encontrar la dicha, a través de la Escritura, luego de un viaje de expansión.
“Is there something —a person, a belief, a feeling, or a worry—
that’s getting in the way of your bliss?.
How can you let it go?
What one small action can take you today that will nourish your spirit?”
…From the Sacred Creators 67-card Oracle by
💌 Carta #113. Sigue su Ruta:
🌌 Proteger tus Raíces Creativas - 🌞 Susurros de Intuición - 🪐 Brotar con Intención
🌓 3_Evolución - ✨ Escritura Intuitiva.
🌟 Conceptos Clave: Ritmo Interno, Escritura Intuitiva, Viajes de Expansión, Transiciones.
Hace unos un par de semanas saqué las cartas del oráculo que ves en la portada. La carta de color azul índigo (que pertenece al bello Moon Mantra Oracle que compré en Bali) repetía un mensaje que en los últimos dos años sigue constante, el de:
Ser un Guía de luz que trae Claridad a otrxs en sus Rutas Auténticas.
[ …de ahí uno de los propósitos de Zåjni ]
La segunda carta, del Sacred Creators Oracle, me habla de la premisa básica de manifestación: Bliss attracts more Bliss, que es “la mejor estrategia” desde la que podría operar con mi energía. Que anclarme a ella, encontrándola en mi día a día me lleva también a enfrentar desafíos. Que me invita a hacer un llamado amoroso a que mi esencia brille desde ella; evitar que sufra por una falta de vitalidad, un mindset que no sea coherente conmigo, o por la falta de cumplir con mi palabra.
Los mensajes de estas cartas venían a responder preguntas que mi intuición ya le transmitía a mi cuerpo. ¿Cómo reconocer la fina línea entre mi recarga energética y mi procrastinación? ¿Cómo llenar el vacío en el que a veces me sentía?, ¿Cómo cerrar las fugas energéticas que experimentaba? ¿Cómo volver a alinearme a mi verdad interna? ¿Cómo volvería a creer y sostenerme en el amor?. Entre otras preguntas más.
¿De dónde han salido tantas interrogantes?, te preguntarás. Pues te cuento a manera de breve update que este año he tenido varios Viajes de Expansión, tal vez algo abrumadores para tan corto tiempo, en especial si el anterior año fue de preparación y no tanto de movimiento externo. Como ya has leído en previas cartas, en estos viajes me he llevado intencionadamente a navegar transiciones que me movieron internamente con mucha intensidad y profundidad.
Lo vivido en India, Da Nang, Bali y mi regreso a México trajeron grandes Saltos de Consciencia, posibilidades con nuevos proyectos —como dar mis primeras clases de Yoga Intuitivo o comenzar a escribir mi primer libro 🤭— y el gran apapacho que siento al crecer mi satsang y mi sentido de pertenencia para con mi tribu.
Pero también estos viajes detonaron fugas energéticas desde la nostalgia, el apego, los nudos internos, y la falta de dirección. Algunas de ellas conocidas y otras nuevas para experimentar, con la particularidad de que venían acompañadas de factores emocionales y económicos que me han preocupado y ocupado. Y que a pesar de ello, les he afrontado con calma —la palabra de mi verano, desde la confianza en que algo más grande me sostiene, en que no avanzo solo en mi camino, en las visitas a lugares que nutren mis raíces, en que ha habido señales de abundancia que mantienen mi esperanza de seguir en la vida que, con mucho trabajo interno y externo, he diseñado, que logré saborear y que soñaba desde hace algunos años.
Por otra parte, me he anclado a mi estrategia intuitiva para navegar este último periodo durante este verano, consciente de mi intención de continuar nutriendo lo que merezco en sintonía con ritmos flexibles y amorosos con los que emprender. Dándole espacio a Rutinas Conscientes que le preparan el terreno fértil a mi curiosidad emocional, mi sensibilidad e inocencia para sembrar más abundancia para con mi escritura, mi negocio consciente y mi continuo floreSer.
…Tejiendo esta narrativa con las preguntas a responder desde lo que me presentó el oráculo, te diría que lo que se ha destacado en mi proceso y que me ha traído la claridad intuitiva para recorrer este camino de transición hacia nuevos comienzos en esta temporada de Virgo, son ciertas “energías claves” que encuentro tanto en la calma que hoy me sostiene, como en lo que había planteado para con mis rutinas: mi quietud interna, el estado líquido de mi escritura y la vitalidad en mis actos conscientes que generan dicha.
Estas energías se relacionan de una manera amorosa entre si. Creo que vivirlas en este contexto dual —de preocupación y confianza, de rendirte a la incertidumbre de una transición y a la vez desear pronto emerger— ha sido especial y sanador para mi cuerpo, para mi corazón y para esos anhelos del alma que, en medio del ruido interno, buscaban seguir sus llamados.
Me han presentado una Ruta Auténtica que ha sido mágica experimentar y que, platicándolo con mi terapeuta Marce, en ella he reconocido que llego a un nivel profundo de lealtad y autenticidad para con mis creaciones, y a demostrarme que no le he apagado el brillo de mi esencia …a la versión de este Josh Nómada —para con sus mundos internos y externos— que cuida y activa de su fuego interno, y mantiene encendida la luz con la que guía a otrxs a través de su escritura.
La Quietud Interna que me trae Vitalidad.
En mis 20’s solía asociar mi vitalidad con llevar un ritmo más acelerado en mi día a día. A inicios de mis 30’s creía que venía de ser disciplinado con mis rutinas y mi descanso. A mis casi 38’s sé que no se sostiene en la prisa, ni por una actividad que eleve mi energía, sino en los regalos que encuentro en la Magia de la Presencia.
En esa primer carta del 2024 te platiqué que la presencia tiene 4 presentes: la calma, el silencio, la inacción y la quietud interna. Desde entonces estoy atento a muchas de sus lecciones, en especial gracias mi práctica de yoga y a las ceremonias de gong fu cha a las que entonces asistía.
Cuando me anclo en la calma siento ligereza al ver cómo mis pensamientos intensos encuentran su cauce natural, al ver cómo logro llevar el ritmo de mi respiración a una especie de melodía más simple y, a la vez, más sanadora; a convivir con un tipo de silencio que actúa como un bálsamo que trae claridad. En la inacción y las pausas conscientes recuerdo que la vitalidad no depende de mantener hábitos saludables, sino que ella brota de mi cuerpo cuando acciono desde la naturalidad como el agua que forma un manantial. En ese manantial, sé que mi energía vital fluye desde lo profundo porque mi quietud interna me purifica, me regenera y expande cualquier espacio que desee habitar.
He aprendido que esa quietud te invita con ternura y compasión a sentir tu pulso interno, escuchar el eco de tus acciones y dejar ver la luz que —libre de ansias— esperas que salga de ti; trayendo epifanías en cada suspiro, en cada mirada hacia dentro, en cada conversación contigo… en la intención de que cada momento se sienta infinito, sin interferir con el curso natural de la vida.
Mi Puerta 58.2 me enseña que la vitalidad brota cuando protejo la raíz de mi quietud interna. Cómo? Al lograr que mis Rutinas Conscientes no las tome como obligaciones, sino como un pacto amoroso y de gratitud conmigo mismo. Es decir, al honrar esos pequeños rituales que —en apariencia— son de lo más simple: una taza de té al escribir, salir a caminar a un parque, el tiempo de pantalla que mejor intercambio por las páginas de un nuevo libro, los minutos dedicados a mis ejercicios de respiración consciente o una llamada vulnerable con unx amigx.
Ahí está el fruto de la vitalidad que luego lleva a la dicha. No en lo que nos han hecho creer que tiene que ver con grandes esfuerzos, sino en la constancia suave con la que replicas los rituales que te sostienen.
En medio de estos momentos, mi quietud le deja ser a mi capacidad de asombro que encuentra belleza en lo simple, en lo imperfecto, en lo impermanente —Wabi Sabi—que me lleva a estar más despierto y en sincronía con la vida que sucede dentro y fuera de mí. Creo yo que esa es la verdadera esencia de la vitalidad.
Gracias a este Pilar de mis Rutinas Conscientes, es que no huí o me oculté de mis responsabilidades ni de mis preocupaciones (aunque sigan latentes); al contrario, me preparé para afrontarlas con atención plena, asombro y gratitud. Porque cuando dejo que mi mente corra sin descanso y se olvide de todo ello, interfiero con el curso natural de lo que la vida quiere enseñarme en mis transiciones o a través de las oportunidades de expansión que va abriendo para mí.
En mi experimento de Diseño Humano, alineado a mis Rutinas Conscientes, tengo muy claro que el movimiento consciente, el cambio de aires y la quietud interna es lo que eleva mi energía vital y me lleva posteriormente al camino de la dicha. He sido consciente que actividades como mi práctica de yoga, el running, mis walking meditations, salir a mis citas con el artista para leer o escribir con mi bebida favorita, etc. [te invito a tener presentes las que le funcionen a tu cuerpo] regeneran mi energía con creativa con alegría y suavidad.
Esta quietud abre las puertas a la Claridad Intuitiva que me guía hacia dónde sí llevar mi energía y a poner límites emocionales en ‘dónde ya no’ —cerrando así cualquier fuga energética. Soy capaz de no dejarme llevar por el automático o estancarme en una lucha que desregule mi sistema nervioso. Me recuerda que no necesito de más ruido, actuar con urgencia, o someterme a más exigencias.
Con ella logro dejar atrás “el miedo de perderme de mí”, consigo volver a mí dejando que la quietud se convierta en fuente casi inagotable de la energía vital que me impulsa a seguir co-creando, guiando e inspirando(me). Que me regresa a mi soberanía, a esa versión de mí que, a pesar de todo lo que me sacude o me quiera drenar por dentro, sigue ahí latiendo y revelando su sabiduría.
En la quietud interna tengo todo a mi favor para dejar de resistirme y fluir en mis transiciones, para atreverme a explorar los próximos comienzos que me lleven a una dicha que no tendré que cuestionar su forma, solo dejarme llevar en ella.
El Estado Líquido de mi Escritura me lleva a la Dicha.
The more often we practice letting go of our obsession with form, of things being how we think ‘they should be’, and of the need of control how things unfold, the easier it is to access the wild place and reach toward what is waiting to be written.
Beth Kempton - The Way of the Fearless Writer. Pag. 118
Si la quietud interna es ‘el origen profundo del manantial’ en el que emerge mi vitalidad, el estado líquido de mi escritura es el cauce que la conduce más allá. Beth Kempton explica en sus libros y cursos que cuando la escritura está en este estado es porque ha llegado al terreno de la intuición y lo poético, ese espacio donde rescatamos las palabras que habitan más allá de los enredos diarios de la mente. Donde la escritura requiere de cuidado y se aprecia su belleza, por lo que no se necesita compartir de inmediato, ya que la urgencia es su mayor enemigo. Que este estado sirve como canal de nuestras mejores palabras: vulnerables, profundas y más auténticas que esperan a liberarse y resonar con otrxs —o solo contigo.
He aprendido que cuando dejo de controlar cada palabra, mi escritura refleja su forma flexible, libre, que siempre está en movimiento —incluso en la inacción. Tomando de referencia lo que expone Beth, esa ‘liquidez’ es para mí la forma natural de mi Escritura Intuitiva. A la que no le pongo obstáculo a ninguna idea o borrador, ni la sostengo con estructuras rígidas; aquí mi palabra fluye por sí sola tomando la forma que necesita según el momento, tal como el agua en un río.
Cuando me permito escribir desde ese estado, siento que mis pensamientos, emociones e intuiciones se entrelazan sin complicarse de más en mi camino creativo, como corrientes de agua que simplemente se juntan en el mismo río. No hay lucha entre ellas, porque la fluidez de mi escritura les da lugar a todas. Y es en ese fluir donde siempre encuentro dirección: cada palabra me orienta y revive en mí lo que quiero experimentar y expresar en mi vida. Escribir así no es solo un acto creativo e intuitivo, es un acto vital; un espejo de mi ser en movimiento que me revela con honestidad dónde estoy y hacia dónde anhela ir mi alma.
Lo que antes hubiera callado, se desliza en el papel/pantalla sin miedo o juicio. Lo que antes hubiera reprimido hasta que fuera perfecto, ahora encuentra un cauce para expresarse y transformarse a su tiempo. Es como si mi voz interior, en vez de quedarse atrapada en un estado sólido de pretensiones o en un estado gaseoso de ideas dispersas, encontrara aquí su forma más natural: clara, fluida y auténtica.
En este estado líquido, mis momentos de escritura me regeneran tanto como una meditación activa, una lectura o una caminata consciente. Es el refugio donde mis emociones se disuelven y se integran sin perder su sentimiento, a donde mi genio creativo llega, en donde mi intuición encuentra su hogar para expresarse sin ruido. Y cuando eso sucede, mi práctica de escritura deja de ser solo un ejercicio creativo y se convierte en un canal de dicha: un espacio sagrado en el que me reconozco y me reencuentro con la vitalidad que en el fondo me habita.
Por eso la acompaño de rituales para intencionarla, le reservo su tiempo especial, cargo una libreta conmigo por si me hace un llamado aleatorio fuera de mi entorno de escritura en casa. Lo más hermoso es que esta liquidez no busca resultados inmediatos ni aprobación externa, busca presencia. Y en ella, cada palabra que fluye es un recordatorio de que estoy vivo, de que mi procesos tienen sentido, que puedo conectar con la paciencia y el gozo.
Escribir así me ayuda a perseverar en mis transiciones, a confiar en mis anhelos, a trascender las dudas y a regresar una y otra vez a mi autenticidad. En esencia, la honro como una práctica espiritual en la que mis palabras me purifican, me traen calma y a la vez me llevan en su cauce a infinitas posibilidades.
Por eso reafirmo que mi escritura intuitiva existe sin forma definida en este estado líquido. En ese fluir amoroso y vital, es donde mis pensamientos se convierten en un diálogo compasivo, en donde mis emociones se vuelven lenguaje del corazón, y los susurros de mi intuición son mi guía cada que regreso a leer lo que he escrito.
Todos ellos me llevan a donde encuentro la dicha: en ese río interno que nunca deja de correr, que me acompaña, que me recuerda que mientras haya palabras, habrá también un cauce libre para honrar mi esencia y compartir mi luz.
Este verano, gracias a mi Puerta 12.5, mis palabras han desembocado en el océano de los relatos de mis recientes viajes de expansión, en el universo que he diseñado para mis cartas en Substack, en el terreno fértil donde me reuniré a asesorar a más escritoras intuitivas a reconocerse como Sembradoras de Abundancia, en el Abismo Creativo del que relato en mi 1er libro que llevo escribiendo hace un par de meses (o en realidad, desde hace un año cuando publiqué la carta sobre este viaje interno de evolución). Así, literalmente, he escrito mi camino hacia mi dicha.
Podría parecer que he dedicado mucha de mi energía para escribir mi camino, pero tengo muy presente que mi vitalidad no se mide en qué tan productivo soy, sino en cómo nutro y sostengo lo que sí importa, impacta y ‘vale la incertidumbre’.
En este espacio liminal donde estuvieron presentes la nostalgia, el apego y nuevos nudos internos, tanto mi práctica de yoga como lograr expresarme a corazón abierto a través de mi práctica de escritura, eran lo que más valía para no paralizarme y habitar la dualidad sensible en la que mi esencia poco a poco sentía que volvía a encontrarse con un mayor resplandor del brillo de mi esencia en el reflejo de mi sabiduría interna, de la fe a la que me entrego y de sensación inmensa de estar enamorado de la vida.
Si este no es un camino para manifestar más dicha y abundancia, ¿entonces qué sí lo es?
- Un abrazo, Josh
#YNWA


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Fui colgándome como un mono entre las lianas que vas dejando enlazadas en tus escritos como puente a otros... Creo que es la primera vez que leo a un varón con el que el tono, la calidez y la profundidad de lo que comparte me resulta tan familiar, que parece una más de mis amigas creativas y fascinantes. Me voy a quedar por acá un rato largo...